Todas las creaciones de Shanna están “fabricadas en Bélgica” y surgen en un taller situado en el corazón de una pequeña población de la provincia de Lieja, en el cual se afanan seis costureras. El arraigo local y la ética profesional son valores que la marca atesora. En las oficinas situadas en las plantas superiores al taller, dos responsables comerciales mantienen y desarrollan la red de puntos de venta y distribuidores de la marca en toda Europa y mucho más allá.